BREVE NOTA: LA "CARGA" DEL PARQUE DE ESTUDIO Y REFLEXION

Fernando A. García, Buenos Aires, 19 de febrero de 2012

La importancia y sentido de los Parques de Estudio y Reflexión ha sido resaltada de distintas maneras: son faros de la humanidad, son albergue de lo sagrado, son cohesores de lo nuestro, son refugios de recomposición interna, etc. Sin embargo, no obstante lo que todos sabemos, de hecho los Parques no tienen otro sentido para cada uno que el que cada uno les dé. Esto responde a la pregunta: ¿Qué son para mí los Parques de Estudio y Reflexión?
El sentido que tengan para uno puede ser simplemente dado, empírico, según las vivencias asociadas a ellos de manera espontánea. Pero también a los Parques se los puede dotar de un sentido que sea elegido, intencionado, fruto de una reflexión y un acto querido.
¿Para qué quisiera uno darles un sentido intencional? A esto se puede responder de muy distintas maneras, y la mejor será sin duda la que cada uno sienta como verdadera y propia.
En todo caso, siempre estarán operando los mecanismos propios de la representación, de las funciones trasformadoras y movilizadoras de la “imagen” con sus “cargas”, sus “transferencias” y sus “conversiones”. Tal como nos explica Silo en “La Mirada Interna” , los lugares (así como las personas y demás) se pueden “cargar” y pueden “restituir” dicha “carga”. Y esto tendrá que ver con la representación que de ellos se tenga y los actos internos referidos a ellos.
Esto también actúa según los Aforismos . Como dice el tercero, "Los pensamientos repetidos con fe, producen y atraen el máximo de fuerza en las acciones". El Parque, en sus diversos ámbitos y actividades, puede ser “cargado” con un especial sentido. El Parque será según lo que cada uno haga con él. Esto se hace asociando al Parque los pensamientos, las emociones y las acciones que sean apropiadas para el sentido que queramos darle. Se hace repitiéndolas con fe. Esa será la “realidad” del Parque que “construyamos”. Y esa “construcción” interna no sólo se hará cuando estemos en el Parque, sino también antes y después, cuando lo evoquemos o lo imaginemos a futuro.
Entonces, así el Parque “devolverá” según lo “cargado”. Produciremos y atraeremos el máximo de fuerza en las acciones en lo referido al Parque. Esas “acciones” no serán sólo actividades motrices, sino también emociones altas y pensamientos inspirados. Y esto se traducirá en la calidad y la intensidad de las vivencias en el Parque. Se reflejará en nuestras Ceremonias, en nuestros Pedidos, en los retiros, talleres y seminarios que hagamos en los Centros de Estudio y de Trabajo, en la conexión con su Monolito, su Fuente, su Sala y, sobre todo, en la relación con nuestros amigos y amigas. Atravesar su Portal será también una experiencia que marque un “afuera” y un “adentro”, una transición entre lo “profano” y lo “sacro”. De esta manera podemos “sacralizar” al Parque, conectándolo quizá con nuestro Propósito.
Obviamente, y por el contrario, así como el Parque puede ser “cargado” con un sentido elevado, también puede ser “cargado” con otros sentidos más o menos “profanos” y mundanales.
Sea como fuere, así como la “carga” puede tener una cierta intensidad, también tendrá un cierto signo y una cierta dirección.
En un cierto sentido, “cargar” el Parque es como realizar un “Pedido”, y lo que se pide –como bien se sabe- tiene sus consecuencias. Paradójicamente, el desentenderse de todo esto y no elegir, es también elegir y también tiene sus consecuencias. Y esas consecuencias no quedan sólo en mi interioridad, sino que alcanzan a quienes comparten el ámbito.
En definitiva, si mi “mirada” organiza mi “paisaje” con respecto al Parque, entonces que mi corazón afirme: «¡Quiero la realidad que construyo!». Y con ese cedazo lo “miraré” para convertirlo en nuestro querido “Parque”.



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El Mensaje de Silo. El Libro. La Mirada Interna. XVI. Proyección de la Fuerza, y XVIII. Acción y Reacción de la Fuerza.
El Libro de La Comunidad, Capítulo III, A. Temas Formativos, Los Aforismos. También en el Manual de formación personal para los miembros del Movimiento Humanista, y en el Manual de Temas Formativos y Prácticas para los Mensajeros.
Silo Obras Completas Vol. I. Humanizar la Tierra. El Paisaje Interno. II. La Realidad.10 y III. El Paisaje Externo. 7

¿Y AHORA QUÉ?


La reciente desaparición de la presencia física de Silo nos plantea un importante punto de inflexión. Es un evento irrepetible nunca antes experimentado en nuestro proceso, un “antes” y un “después” en la historia de nuestra Obra y también en nuestra biografía personal. Esto, como todos podemos comprender, es de consecuencias muy importantes y duraderas.

Como si tal cosa fuera poco, también estamos iniciando una etapa de gran descentralización y autonomía general que alcanza a los Parques, a los organismos del Movimiento Humanista entre sí y dentro de cada uno de ellos, a las comunidades de El Mensaje de Silo, etc. Cada ámbito está implementando esa descentralización y autonomía con las características que le son propias.

Tanto en conjunto como individualmente, estamos en situación de sentar las “condiciones de origen”, o sea la condición de partida de ese largo proceso marcado por la ausencia física de Silo. Esas “condiciones de origen”, como tales, condicionarán el desarrollo posterior de todo proceso. Esto tendrá diferentes consecuencias, tanto individualmente como para el conjunto al que pertenecemos.


Frente a esta situación se pueden tomar distintas actitudes o posiciones. Estamos como siempre frente a la libertad de opción entre condiciones. Sabemos que elegir es por cierto ineludible, y que incluso el no asumir activamente la elección es también elegir.

La amplitud de tratamiento de esta charla (por cierto breve y no exhaustiva) no incluye temas específicos de organización conjunta, como son las actividades, las formas organizativas, etc. El objeto de esta charlita es la situación psicológica individual de cada uno de nosotros puestos en esta situación, e intentar aportar algo que pueda ser de ayuda. O sea, me interesan las “condiciones de origen” psicológicas, o bien, si se quiere, la dirección mental de aquí en más. Si esta es correcta, todo error de paso será subsanable y fuente de enseñanza. Si no lo es, será muy difícil advertir los errores y más aun subsanarlos. En términos simples, como decía en tono coloquial Silo: “Hay que poner bien la cabeza”.

Personalmente me encuentro inmerso en ese proceso de reflexión, y quisiera compartir con ustedes algunos de los puntos que estoy teniendo en cuenta. No pretendo agotar el tema, ni que necesariamente se adopte lo que aquí planteo como modelo; sino más bien abrirlo y hacerlo público, para que quien lo necesite lo tenga en cuenta. Deseo más bien promover estas o similares reflexiones.

Creo que cabe una instancia de reflexión, sin perjuicio de las actividades que estemos desarrollando: ¿cuál sería la mejor forma de pensar, sentir y actuar frente a esta nueva situación? ¿Cómo aprovechar esta nueva situación para el bien del conjunto y de uno mismo? ¿Cómo darle a esta un sentido ascendente? ¿Cómo identificar y dejar atrás lo que ya no nos sirve, al tiempo que reforzamos lo que nos servirá en la nueva etapa? ¿Cuál es el ‘palo mayor’ de mi nave al que me ataré – como Ulises – en momentos de zozobra, de confusión y desorientación? Y otras tantas preguntas similares que nos resulten oportunas.

Reflexiono, y me digo a mi mismo cosas tales como estas: Desaparece su prótesis individual, su cuerpo, pero ahora su nueva prótesis renacida y ampliada es todo el conjunto de quienes animamos las distintas partes de su Gran Obra. Es decir, su prótesis se manifiesta ahora de manera ampliada y potenciada en un gran cuerpo diseminado en todas las latitudes del mundo, y toma las formas más diversas de razas, culturas, géneros, costumbres, virtudes, capacidades, etc.

Silo se manifiesta ahora a través de este "pueblo psíquico", como él lo llamó, precursor de la Nación Humana Universal. Silo sigue más presente que nunca, renovándose y aumentando su presencia a través de la Escuela, las comunidades de "El Mensaje de Silo", el Movimiento Humanista y cada uno de sus organismos. Y el sillar físico común a todo ello, su centro de gravedad, es el conjunto de Parques de Estudio y Reflexión, o, si se quiere, el Parque de cada uno de nosotros. Aquí es donde se sentirá la presencia de Silo, como Guía Espiritual, más fuerte que nunca.

Silo no ha desaparecido, sino que como Guía Espiritual está más presente que nunca en nuestros corazones. Silo sólo ha cambiado forma y manifestación. Como bien se dice en la Ceremonia de Muerte, esa presencia viva suya crecerá sin límites cuanto más crezca su Obra, que es también (hoy más que nunca) nuestra Obra. Y Silo estará más presente aun, cuanto más humanicemos la tierra.

Su carácter de Guía Espiritual, lejos de desdibujarse o evanescerse con la desaparición de su cuerpo, se agiganta aun más. El Mito ya ha nacido y sigue creciendo.

Por sí solo, nadie individualmente podrá jamás reemplazar a Silo y las funciones que él cumplía para nuestro conjunto. Nadie concentra en sí mismo las cualidades que él reunía. No sólo no es posible este reemplazo, sino que creo que no nos conviene. Sería como dar un paso atrás en nuestro proceso creciente, y no hacia adelante. Y consciente de ello, él delega en todos nosotros sin exclusión la misión de ampliar y llevar su legado a las nuevas etapas de su desarrollo. Su desaparición física acelera aun más ese proceso de delegación de funciones que él mismo había iniciado hace ya mucho tiempo. A esto le corresponderá un conjunto descentralizado (y por lo tanto menos vulnerable), flexible y no rígido, diversificado y no uniforme, pero convergente. No obstante todo lo diversificado que sea, todo llevará los códigos de lo nuestro. En suma, un conjunto aun más rico, más inteligente, más fuerte, etc.

Lejos de abatirnos, esta nueva misión nos incentiva, nos entusiasma, nos ofrece una posibilidad más de recambiar todo lo grande y bueno que él nos regaló. Es hora de plasmar el “¡Gracias Silo!” en acciones.

Toca a cada uno de nosotros decidir ahora si acompañar este salto de calidad en nuestro proceso, o quedar apegados al pasado.

Toca ahora a cada uno de nosotros decidir transformar este aparente absurdo de su muerte, en un refuerzo del Propósito y del Sentido que nos anima.

Así como sugiere el Epilogo del trabajo de Auto-conocimiento[i], si la propia reflexión no nos bastara para decidirnos por el cambio, será “el imperio de las circunstancias” que nos pondrá en la ineludible situación de hacerlo.

Veamos algunas citas que nos den aun más contexto. En términos similares nos instó Silo, con sus palabras finales desde Punta de Vacas, el 4 de mayo de 1999, cuando anunció la nueva espiritualidad naciente y nos instó a asumirla en nuestras vidas.

“Pero los triunfadores de hoy no tienen asegurado el futuro porque una nueva espiritualidad comienza a expresarse en todo el mundo:…” “Si hoy tenemos que declarar nuestro fracaso, también tenemos que anunciar a una nueva civilización que está naciendo, la primera civilización planetaria de la historia humana. Y, por tanto, aquellas crisis que sobrevienen y aún sobrevendrán en un futuro próximo servirán, no obstante su infortunio, a superar esta última etapa de la prehistoria humana... y cada cual sabrá si decide o no acompañar este cambio y cada cual comprenderá si busca o no una renovación profunda en su propia vida.”

En la Carta de Mario a Kurt [ii], Mendoza, 21 de agosto de 1977, Silo anuncia el cierre de la Escuela que tendría lugar el 1o de marzo del 1978 y la formación de la Orden dentro de la Escuela. En dicha carta hay aspectos esenciales que, no obstante el paso del tiempo y el cambio de circunstancias, a mi ver siguen siendo vigentes.

“… Las explicaciones sobre Doctrina, con todos sus temas difíciles, se seguirán dando hasta el 1o de Marzo de 1978.

El 1o de Marzo de 1978 se cerrará la Escuela, creo que por varios años. Es decir, que desde ahora en adelante nos pondremos a cualificar a la gente nueva para que domine todos los temas doctrinarios y para que aquellos que estén en condiciones, se puedan postular ese 1o de Marzo. La entrada será sin límite de cupo alguna, pudiendo postularse también todos aquellos que se postergaron en el cierre anterior.

Ahora bien, entre tanto, pondremos en marcha una Orden dentro de la Escuela. Esta Orden, básicamente será formada con todos aquellos que registren ese sentimiento religioso, del cual se ha hablado en algunas ocasiones. Por supuesto que aceptaremos en ella únicamente a gente de Escuela (ya que ideológicamente está esclarecida como para no caer en un misticismo absurdo o ignorante). Pero de ese conjunto de Escuela, podrán participar sólo los “duros”. Entendemos por “duros”, a aquellos que han cumplido con lo que prometieron al cierre de la Escuela el año pasado. Es decir, aquellos que empujaron, sea formando grupos, produciendo material, ayudando en contactos, esclareciendo, reproduciendo, cumpliendo con las campañas financieras y, en general, aquellos que no pusieron dificultades sino que positivizaron el proceso.

No aceptaremos en la Orden, a quienes fallan en esos puntos.[iii] No aceptaremos a los que, en general, confunden los valores primarios con los secundarios. De todas maneras, con ellos no habrá problemas en la Escuela, pero con respecto a la Orden será distinto, ya que estará formada por mujeres y hombres capaces de cambiar no sólo su destino personal, sino el destino de la humanidad.

Necesitamos espíritus amplios y generosos. Espíritus tenaces aún cuando el mundo caiga a pedazos en su derredor. Gentes con un gran espíritu religioso que les permita sentir a su tarea dentro de un proceso mayor trascendente a la individualidad pequeña, vacilante y mezquina.

Necesitamos místicos en el mejor sentido de la palabra.

A partir del cierre del 1o de marzo del 78, ya no explicaremos más Doctrina, ni temas difíciles porque ya existirá entre nosotros una minoría fuerte e ideológicamente esclarecida. A partir de esa fecha, las cosas serán más fáciles, porque se tratará de convertir a los paganos a una nueva fe (no a una nueva idea), a nuevos Principios morales, a una nueva forma de vida.

El mundo comienza a tambalearse en estos momentos y no nos queda mucho tiempo para lanzar nuestro mensaje. Y nuestro mensaje habrá de ser simple, verdadero y espiritual… sobre todo espiritual.

Querido Kurt: quisiéramos darte una misión de importancia que abarcará a varios países y que estará relacionada directamente con la Orden.

En la Fiesta Estacional del 21 de Setiembre, nos reuniremos en Mendoza con unos pocos de todos los continentes. Vendrá alguien del Asia y de Europa y de otros puntos. Seremos muy pocos: tal vez cinco o seis, pero suficientes para poner en marcha la Orden en todo el mundo.

Desde ya te prevengo que tal medida no es simpática para quienes no quieren hacer las cosas seriamente. Pues bien, debe quedar en claro que aunque estallen áreas enteras y se desorienten cientos de personas, si obtenemos unos pocos capaces de entender y llevar adelante todo esto, nuestro trabajo de catorce años habrá rendido sus frutos. Habremos logrado el material humano adecuado para tan gigantesca empresa. Ninguna cosa nos importa ya en el mundo, sino la de llevar adelante nuestra misión.

Recibe un gran abrazo y contesta rápidamente con respecto a tu llegada el 21 de Setiembre.

Mario

P.D.: Pide, por favor, a los más “duros” que te empujen económicamente, ya que tu regreso será tocando Perú, Colombia, Venezuela, México y todas las áreas de U.S.A.”

Fijémonos cómo, al hablar de la composición de la Orden dentro de la Escuela, nos está dando algunas de las características que, no obstante el paso del tiempo, aún hoy siguen vigentes. Pero, sobre todo, trasunta el espíritu que debiera animar a quienes deseemos dar lo mejor de nosotros para nuestra Obra.

Creo que el tema formativo de “El Libro de La Comunidad”, “El Cambio y la Crisis[iv] también se puede releer con provecho a la luz de nuestra propia situación en estos momentos.

En 1990, a instancias de Silo, algunos trabajamos lo que entonces se llamó “El Jubileo”[v]. Esto nos proponía Silo, anunciando el cambio de mundo en ciernes y la necesidad de adaptarnos a este cambio de manera creciente. Les reproduzco una parte de los apuntes de entonces:

“También tenemos que considerar que tenemos condiciones de origen. Ojalá podamos modificar algunas sin producir cambios bruscos, sino sobre la marcha.

Esto de la condición de origen vale para el Movimiento, las líneas y el individuo.

Hay condiciones de origen, que no son eficaces para lanzar procesos nuevos. Por ejemplo, ciertas adhesiones mentales de épocas pasadas.

¿Por qué no nos ponemos de acuerdo de desligarnos de una cantidad de cosas que nos tienen atrapados y que tienen que ver con la estructura?

Se establecen a veces relaciones discordantes que no nos convienen para iniciar procesos limpios a futuro.

Estas cosas no se arreglan con abrazos, ya que hay que arreglarla en mi cabeza. Estamos proponiendo una especie de "jubileo sicológico".

No hablamos del olvido, sino de otra cosa. De hoy en más todo lo que pasó, pasó. No nos conviene quedar pegados, perdemos operatividad.

Esto no se arregla diciendo “¡qué amigos que somos!”. Esto se arregla con el otro, dentro de uno mismo.

Así podemos lanzar un proceso con algunas condiciones de origen cambiadas.”

El “Epilogo” de Autoliberación es un material muy útil para estas circunstancias, sobre todo si lo realizamos teniendo en cuenta nuestro “paisaje de formación” dentro de nuestra tarea conjunta, nuestros primeros tiempos de participación. Allí están los valores vigentes del momento, la sensibilidad, las prioridades, los estilos, etc. Hacia el 1991, este también nos instaba: “Estudie pues, el "arrastre" de aquellas épocas en materia de acción y de "sensibilidad".[vi]

Muy probablemente necesitemos reconciliarnos con hechos y personas, no sólo del pasado, sino también del futuro imaginado; no sólo con otros, sino también con nosotros mismos. A tal fin, considero muy especialmente las palabras de Silo a propósito de la reconciliación durante las Jornadas de Inspiración Espiritual (3, 4 y 5 de mayo, 2007), en Punta de Vacas.[vii]

Como ejemplo, recordemos juntos solamente unas pocas frases:

“Si es que buscamos la reconciliación sincera con nosotros mismos y con aquellos que nos han herido intensamente es porque queremos una transformación profunda de nuestra vida. Una transformación que nos saque del resentimiento en el que, en definitiva, nadie se reconcilia con nadie y ni siquiera consigo mismo. Cuando llegamos a comprender que en nuestro interior no habita un enemigo sino un ser lleno de esperanzas y fracasos, un ser en el que vemos en corta sucesión de imágenes, momentos hermosos de plenitud y momentos de frustración y resentimiento. Cuando llegamos a comprender que nuestro enemigo es un ser que también vivió con esperanzas y fracasos, un ser en el que hubo hermosos momentos de plenitud y momentos de frustración y resentimiento, estaremos poniendo una mirada humanizadora sobre la piel de la monstruosidad.”

“Este camino hacia la reconciliación no surge espontáneamente, del mismo modo que no surge espontáneamente el camino hacia la no violencia. Porque ambos requieren de una gran comprensión y de la formación de una repugnancia física por la violencia.”

“No seremos nosotros quienes juzgaremos los errores, propios o ajenos, para eso estará la retribución humana y la justicia humana y será la altura de los tiempos la que ejercerá su dominio, porque yo no quiero juzgarme ni juzgar... quiero comprender en profundidad para limpiar mi mente de todo resentimiento.”

Existen muchas preguntas que me puedo hacer para llevar a cabo un examen de mi dirección mental en la nueva etapa. Por ejemplo, “¿Mis acciones tienen en otros mi blanco de libertad? ¿Mis acciones terminan en otros o en mí? ¿Qué tanto pongo al interés del conjunto como primario? ¿Trato de ampliar mi cabeza para entender lo conjunto, o bien reduzco lo conjunto para que se adapte a las dimensiones de mi cabeza? ¿Acepto o ejerzo manipulación? ¿Realmente valoro el aporte de los demás o sólo el mío? Y muchas otras similares.

“El Camino” del libro “El Mensaje de Silo” contiene frases muy aptas para un examen interno y una reflexión ante la nueva etapa. En particular, las preguntas ¿Quién soy? y ¿Hacia dónde voy?

Adaptando un poco las palabras de Silo en Bombay, el 1o. de noviembre de 1981, durante la gira mundial, podemos preguntarnos: ¿Es necesario para mí y para otros que cambie o refuerce mi dirección en esta nueva etapa?

Recordamos también aquello de “el tema más importante: saber si se quiere vivir y en qué condiciones hacerlo” de la Quinta Carta a Mis Amigos, en Silo - Obras Completas Vol. 1. Lo podemos adaptar y preguntarnos “¿Quiero seguir participando en esta nueva etapa y en qué condiciones quiero hacerlo? [viii]

Los Aforismos” que se encuentran en “El Libro de La Comunidad[ix] desde el 1981 también nos ofrecen un apoyo interesante para la reflexión. A veces, sin darnos mucha cuenta de ello, nos repetimos a nosotros mismos ciertos pensamientos negativizantes acerca de las situaciones que nos toca vivir, pensamientos que, por otra parte, no hemos revisado para comprender la “realidad” que construimos con ellos. Esa “realidad” que construimos a veces no nos libera o hace felices, ni a nosotros ni a los demás. Es una “realidad” que íntimamente no amamos, y que tiene consecuencias contaminantes en nuestra vida de relación en las actividades conjuntas.

Aquellos que avanzaron en el trabajo con las Disciplinas saben que el Propósito proyectado trabaja desde la copresencia atencional imprimiendo un rumbo a la conciencia en busca de ciertos objetos que son situaciones, comportamientos, paisajes, actividades, etc. Esta imagen de futuro, como imagen trazadora, condiciona las búsquedas y las elecciones que de ella se derivan. Entonces, quizá interese ahora conectar bien ese Propósito con nuestra Obra en esta nueva etapa.

La dirección mental está trazada por la imagen de futuro a la que apuntamos. Esta imagen condicionará desde la copresencia nuestras elecciones, nuestra conducta, y demás, aceptando aquello que nos acerque a tal imagen y rechazando aquello que nos aleje de ella. Quizá convenga entonces revisar esa imagen de futuro referida a nuestra participación en lo conjunto durante la nueva etapa. ¿Cómo imaginamos y queremos ese conjunto en esa nueva etapa? ¿Cómo nos imaginamos y queremos a nosotros en ese futuro que imaginamos? Personalmente, tengo una cierta desconfianza de esas imágenes de futuro donde el “yo-me-mi-conmigo” aparece muy prominente; mientras que sé, también por experiencia, que hay otras que me alejan del reflejo posesivo y contractivo[x] que contamina con contradicción todo lo que toca.

Y podrán surgir espontáneamente varias preguntas como, por ejemplo, ¿Bajo qué circunstancias disminuye fuertemente en mí el trabajo de los mecanismos de la reversibilidad y me desvío de mi Propósito? ¿Cuál es mi punto débil a reforzar, mi “talón de Aquiles”?

El tema de la participación en tareas conjuntas pone en juego los aspectos de la “convergencia” y la “diversidad”. Por ejemplo, podríamos revisar y darnos cuenta que lo que es diverso de uno mismo o de lo propio no es necesariamente, y por este mero hecho, antagónico. Por ejemplo, podríamos descubrir que no siempre es necesario alentar disputas cuando las posiciones sobre un tema son diferentes. Esto y otros aspectos hacen al trabajo en equipo. Así, podríamos revisar la proporción que existe entre las críticas que efectuamos y las soluciones que aportamos, entre nuestra crítica y nuestro aporte de trabajo aplicado. Por ello un antiguo proverbio de “La Comunidad” decía: “Más que una crítica, vale una buena oferta”[xi].

Podemos reflexionar sobre nuestro comportamiento desde el punto de vista de las diferentes formas de adaptación: la simple, la creciente y la decreciente; o el de las relaciones de dominio, de intercambio o de destrucción.[xii]

Durante este trabajo sería interesante poder alzar la mirada y lograr ver más allá del ámbito temporal y perceptual en que nos movemos habitualmente, con una amplitud mayor que nos dé perspectiva. Poder desplazar el propio punto de vista por aquellas que en otro momento se llamaban las “visiones del labrador, del aviador y del astronauta”.

Podríamos formular preguntas tales como, por ejemplo: ¿Qué tanto y de qué manera la “mirada” de los otros condiciona mi participación? ¿Reconozco y valoro lo que otros aportan al conjunto? Cuándo debo tomar decisiones que afectan lo conjunto o a otros, ¿reflexiono sobre las consecuencias que ello puede tener? ¿Quiero a los nuestros, o sólo a unos pocos afines? ¿Qué virtudes quiero poner al servicio del conjunto? ¿Estoy apoyando activamente lo nuestro? ¿Cómo puedo mejorar mi aporte activo al conjunto? ¿Estoy dispuesto a hacerme cargo de una parte de la tarea común? ¿Tengo claro qué quiero apoyar activamente o soy una hoja al viento? ¿Me muevo siempre sólo por gusto y tendencia, o alguna vez elijo también según lo que sea necesario para el conjunto?

Podríamos examinar nuestra condición a la luz de temas como el “dar” y el “recibir”, de la unidad y la contradicción, de la acción válida, de los actos que terminan en uno y los que terminan en otros, de la coherencia interna y externa, la proporción entre sabiduría, bondad y fuerza interna; y muchos otros más que todos recordamos.

Para los que han hecho su trabajo de nivelación[xiii] más o menos recientemente, podemos encontrar material de reflexión en nuestra ficha en la que constan los proyectos a corto, mediano y largo plazo, en la revisión de los trabajos de Autoconocimiento[xiv]. Allí están también los factores que desde la copresencia hacen a nuestra dirección mental: el núcleo de ensueño, los ensueños primarios y secundarios, la escala de valores, etc.

Para reforzar nuestra intención, podemos apelar a varias fuentes de inspiración: el mismo Silo y su ejemplo, el guía interno, los aforismos, otros modelos, etc. Y por cierto está también una amplia gama de prácticas para producir o reforzar cambios positivos.

La espiritualidad o sentimiento religioso, en general, y la nueva espiritualidad que está naciendo en el mundo, han estado siempre entre nuestros temas fundamentales. Ya desde el 4 de mayo del 1999, en Punta de Vacas, Silo la anunciaba. Me parece que esto es de importancia fundamental y crítica para poner bien la cabeza y darnos una dirección mental adecuada en la nueva etapa. Como ejemplo, les recuerdo algunas consideraciones recientes, por ejemplo en el Parque de Estudio y Reflexión Los Manantiales, el 28 de mayo de este mismo año.[xv]

“Y las nuevas generaciones y la nueva gente y demás, ¿cómo tiene la cabeza? ¿Cómo la pone a la cabeza? ¿Qué proyección hace con la cabeza? ¿Va a seguir pensando como se pensaba en otra época, en la organización de grupos humanos para conducir, esa cosa? No. Eso es una antigüedad, una aburridera, y no funciona. Y no funciona. Tendrán que hacer cosas con sentido. Y para que las cosas que se hagan tengan sentido, tendrá que haber un nuevo horizonte… ¿Cómo le llamaríamos? Un nuevo horizonte espiritual. Yo sé que la palabra espíritu crea problema. Claro, por supuesto, imagínense desde la Revolución francesa, hasta hoy… doscientos años machacando, bueno. No nos importa nada. Se necesita un nuevo horizonte espiritual.”


”Y ese nuevo horizonte espiritual, creemos nosotros que está naciendo en el mundo. Mientras, simultáneamente, se van desintegrando todas las estructuras.”


”… Y si no hay un nuevo horizonte, no nos vamos a poder ubicar en esta situación con cosas de otra época. Cosas de otra época que además nadie quiere. Nadie quiere. …”

“Solamente tenemos un brindis que hacer y levantar las copas. Frente a toda la cosa asquerosa que hay en el mundo, frente a esta desintegración, a esta cosa centrífuga, en todo sentido, hay la creación de vida sintética. Ustedes dirán:”Ah, bueno, pero van a aprovechar para…”. Aprovecharán lo que quieran, pero ése fenómeno, nunca antes se dio. Y es un fenómeno totalmente nuevo que va a traer mucha cola. Si frente a esta desintegración y a esta decadencia total empiezan a aparecer fenómenos de ese tipo, vamos a encontrarnos con la cola de los nuevos tiempos. Hay síntomas de nuevos tiempos, no sólo los desbordes, es un aspecto, hay otras cosas. Hay un nuevo horizonte. Claramente se está perfilando un nuevo horizonte.”


”Como decían nuestros queridos antepasados, ya muy lejanos “Ni dios ni amo”. Pero que haya un espíritu divino en la gente… ¡Eh! ¡Vamos! Un mínimo de poesía. No se puede ser tan bestia. Es algo intolerable. Un mínimo de poesía. Y se está abriendo un horizonte. ¿Queremos llamarle un horizonte de poesía, en la práctica? Bueno, como quieran. ¿Una “nueva espiritualidad”? bueno, ¿por qué no? Pero se está abriendo otra frontera mental ¡sin ninguna duda!”


”Esto no va a terminar en esta caída, como una velita que se va apagando. Todo disminuyendo… No, ¡acá va a ver una! Bueno, bueno. Algo bueno.”

Creo que ante esa perspectiva psicohistórica, no sólo tendremos que adaptarnos a ella como conjunto de manera creciente, sino también como individuos. Creo que todo aquello que no esté imbuido de esa nueva espiritualidad en el futuro no tendrá la dirección y la fuerza necesarias para abrirse paso.

La desaparición física de Silo nos pone de frente a la finitud, y quizá nos inspire preguntas como: ¿Cuál será el aporte que haré al mundo con mi vida? ¿Cómo quisiera recordarme y ser recordado cuando mi vida toque a su fin?

Este trabajito que estoy realizando -y que recomiendo- consta de una tarea de examen lo más profundo y honesto posible de nuestro “paisaje interno” y su dirección, y de una serena reflexión para comprender a la raíz nuestra condición interna. Para todo esto contamos con una vasta bibliografía de inspiración y referencia, recordando entre ella a los Manuales para la formación personal de los miembros del Movimiento Humanista[xvi] y el de Temas Formativos para los Mensajeros[xvii]. Como cuando uno emprende un viaje, elige qué cosas llevar y qué cosas dejar.

Esto nos permitirá por último tomar las resoluciones que sean de interés para el tema que nos ocupa: modificaciones y/o refuerzos de nuestra condición de origen en esta nueva etapa, modificaciones y/o refuerzos de nuestra dirección mental. De ello surgirán quizá varias propuestas que convendrá resumir y, por último sintetizar en una frase, alegoría, registro, etc., asociadas a una carga emotiva. Luego podremos apelar a las herramientas de trabajo personal conocidas para hacer que esa dirección querida se mantenga activa en nuestra copresencia, pudiendo evocarla frecuentemente de manera simple y veloz.

Estos exámenes y reflexiones se podrán realizar tanto en pequeños grupos como individualmente. Cada uno podría organizar su propio programa contando con lecturas inspiradoras, apoyos para el examen, la reflexión, la toma de decisiones, la formulación de propuestas, etc. Cada uno lo puede hacer de acuerdo a sus afinidades, virtudes, etc. Algunos prefieren dialogar con otros más bien que escribir, otros pensar y escribir, otros dialogar, pensar y luego escribir, etc. Dada la diversidad de situaciones existente entre nosotros, es improbable que un único modo sea el mejor para todos.

Para concluir, digamos que esta presentación tuvo que ser necesariamente así: desestructurada, incompleta, y con desniveles. De esta manera favorecemos que no quede la impresión de un modelo a seguir, sino que quede simplemente la inquietud por un tema de especial interés en las circunstancias en que nos encontramos: examinar nuestra propia “condición de origen” ante la nueva etapa de nuestra Obra, y ver cómo aprovechar este punto de inflexión para mejorar nuestra participación en ella. Si hay interés por ello, cada uno lo resolverá a su modo.

Por último, como hicimos junto a Silo en este mismo Parque, les invito a realizar un breve pedido por lo mejor para todos nosotros en esta nueva etapa, para que todo nos salga muy bien.

(Pedido conjunto)

De corazón, les agradezco, y les deseo a todos mucha ¡paz, fuerza y alegría!

Fernando A. García. Buenos Aires, 25 de setiembre de 2010.

http://fernandoagarcia.blogspot.com

fernando120750@gmail.com



Notas al texto:

[i] “…en lo que respecta a la necesidad de cambios radicales, la situación que nos toca vivir en este momento es la que nos decidirá en una u otra dirección. “Por otra parte, las situaciones cambian y el futuro dispondrá, tal vez, de requerimientos que actualmente no son suficientemente sentidos por nosotros.” “Epílogo” del libro “Autoliberación”, de Luis A. Amman, Plaza & Valdés, México D.F. 1991, pág.263. Punto 2. El ser humano en situación y no como subjetividad aislada. D. Propuesta de un Autoconocimiento situacional.

[ii] Contacto Quincenal. 25 de agosto de 1977. De: E.N.A. A: E.M.; Enlaces nacionales; y otros M. de Escuela. No: 20.

[iii] Los subrayados son del original.

[iv] Ver “El Libro de la Comunidad para el desarrollo humano”. Capítulo III. Temas Formativos. E. Temas sobre la acción en general. El cambio y la crisis, pág. 63, Buenos Aires, 2009.

[v] Apuntes del retiro de Farellones, 01 de abril de 1990. Apuntes de las respectivas reuniones de los Consejos Perseo y Fénix del 6 de enero de 1990 (Mar del Plata). Ver también, “Temas de la construcción humanista”, de Jano Arrechea, en Temas de Aplicación, 55. El jubileo y lo vital, pág. 91, impreso en Buenos Aires, Argentina, en enero de 2004.

[vi]Epílogo” del libro “Autoliberación”, de Luis A. Amman, Plaza & Valdés, México D.F. 1991, pág. 270. Punto 2. El ser humano en situación y no como subjetividad aislada. D. Propuesta de un Autoconocimiento situacional.

[viii] 1. El tema más importante: saber si se quiere vivir y en qué condiciones hacerlo. Quinta Carta a Mis Amigos, Silo, Obras Completas Vol1. Plaza y Valdés. México D.F., 2002. http://silo.net.

[ix] Ver “El Libro de la Comunidad para el desarrollo humano”. Capítulo III. Temas Formativos. A. Temas varios. Los Aforismos, pág. 30, Buenos Aires, 2009.

[x] Silo – Obras Completas, Vol 1. Humanizar la Tierra. El Paisaje Humano. XV. Dar y Recibir. Plaza y Valdés. México D.F., 2002. http://silo.net

[xi] Reportado en “Temas de la construcción humanista”, de Jano Arrechea, en Temas de Orientación, 32. Las críticas y las ofertas, pág. 55, impreso en Buenos Aires, Argentina, en enero de 2004.

[xii] Ver Psicología 1 en Apuntes de Sicología. Silo. Ulrica Ediciones, 2006, Rosario, Argentina.

[xiii] Trabajos preparatorios antes de trabajar con las Disciplinas.

[xiv] Prácticas de Autoconocimiento, Revisión, Pág. 118. “Autoliberación” Luis A. Ammann, Plaza & Valdés, México D.F. 1991.

[xv] Encuentro con Silo - Parques de Estudio y Reflexión Los Manantiales - 28 de mayo, 2010.

[xvi]Manual de Formación Personal para los miembros del Movimiento Humanista”, Movimiento Humanista, Virtual Ediciones, Santiago de Chile, 2009.

[xvii]Manual de Temas Formativos y Prácticas para los Mensajeros”. El Mensaje de Silo. Centro de Estudios de Punta de Vacas, 15 de marzo de 2009.

PONER BIEN LA CABEZA: QUÉ ES Y CÓMO HACERLO

Charla abierta de Fernando A. García en el local de La Comunidad para el Desarrollo Humano “Rebelión Humanista”, Frías 262, Buenos Aires (Argentina), el sábado 18 de diciembre de 2010.

1) ¿Para qué esta charla?

Esta charla está relacionada con la anterior “¿Y ahora qué?”.[i] A menudo encontramos esta expresión en las conversaciones con Silo, en las que le atribuye importancia. Generalmente se la entiende según el contexto del tema que se está tratando, sin entrar en mayores explicaciones acerca de ella. Sin embargo, quizá sea conveniente considerarla con algún detenimiento a fin de sacar mayor provecho de este “poner bien la cabeza”.

Como siempre advertimos en estas breves charlas, no pretendemos agotar el tema ni que la nuestra sea la única manera de verlo: simplemente queremos llevar la atención sobre este tema que consideramos de un cierto interés, enfocándolo con la lente de aumento para incentivar el intercambio y posteriores desarrollos. Para esto, hacemos una presentación que responde a nuestra experiencia y comprensión sobre el tema en cuestión, apoyándonos también en las referencias que se encuentran en nuestros materiales.

2) Ejemplos del uso de la expresión “poner bien la cabeza” con citas de comentarios de Silo.

Se hace más importante lo que uno hace, y se buscan nuevos significados en el quehacer, aunque sea cotidiano, cuando uno es tocado por el problema de la finitud. Entonces, hay muchas cosas que uno las entiende de su biografía, en el momento que uno ve el problema del sentido y entiende el problema de la finitud. Estamos hablando de registros. Es clave el tema, es clave. Eso es interesante para entender, para poner bien la cabeza. Entonces, ese es un gran problema, claro si estoy distraído del problema, cualquier problemita se agranda, se desproporciona, cubre mi conciencia, me acalora, me pasa de todo, claro, al distraerme del problema de la finitud con objetos, con cosas, con situaciones, lógicamente eso cobra mayor relieve, entonces cualquier nimiedad me da un ataque de úlcera. Estas son cosas de la cabeza.[ii]

Vamos a necesitar gente con la cabeza bien puesta, gente afirmadita en su cabecita, se va a necesitar. No estamos hablando de gente ilustrada ni culta, sino de gente con la cabecita bien puesta en ese revoltijo. Gente bien puestita es gente que sabe contestar a la pregunta de dónde vengo y hacia dónde voy, qué quiero. Llegado el momento habrá que profundizar, no te quepa duda! Habrá que contestarse muy bien esas preguntas, en profundidad. Cosa que vamos a ver en su momento, No tratados, no frasecitas…[iii]

El sistema de ideación y el sistema de imagen es el más afectado. Las imágenes son las portadoras de cargas, son las que llevan a la acción, o que hacen huir de la acción. Son las que direccionan. La desestructuración del sistema de valores, de los imponderables, también afecta a mi modo de ver. Aquellos que nos acompañen en un proyecto de transformación, que lo comprendan más allá de un slogan de la transformación de lo social y de lo personal, deberían, me parece, tener en cuenta esto de que algo debe hacerse con la propia cabeza. Algo debe hacerse con sus imágenes, con su valoraciones, con sus orientaciones, con el sistema de imponderables, de la vida de cada cual. Algo debería hacerse frente a esta desestructuración que los afecta en sí mismos, en su interioridad más profunda.” [iv]

3) ¿Para qué “poner bien la cabeza”?

Según se pone la cabeza, se derivan consecuencias personales (directamente) y conjuntas (indirectamente). Obviamente, estas consecuencias pueden ser positivas o negativas.

Las consecuencias personales son esencialmente en términos de libertad y felicidad, o bien lo opuesto. Las consecuencias del poner bien o mal la cabeza no hacen simplemente a aciertos o errores de procedimiento en lo conjunto, sino que hablan del estado interno de quien pone su baza de un modo u otro.

No nos interesa aquí el aspecto del “éxito” o del “fracaso” externos, de lograr los objetivos externos propuestos.

Las consecuencias conjuntas son las de coherencia o incoherencia con el conjunto al que pertenecemos y que enmarca nuestra acción. Por ejemplo, no sería coherente actuar según lo expresado en la “Quinta Carta a Mis Amigos”, en “5.- Los intereses inmediatos y la conciencia moral.” y “6.- El sacrificio de los objetivos a cambio de coyunturas exitosas. Algunos defectos habituales.” ya que, al menos, son comportamientos opuestos al tratar a los otros como uno quisiera ser tratado.[v] O bien, “3. Si eres indiferente al dolor y el sufrimiento de los demás, toda ayuda que pidas no encontrará justificación”. [vi]

El tratar a los demás como uno quisiera ser tratado no se aplica sólo a las relaciones interpersonales entre dos personas (ni sólo a aquellas que nos resultan afines), sino a la relación que uno establece con el conjunto de los que participamos en nuestra Obra, conjunto al que se pertenece y que enmarca nuestra acción.

Así, si me emplazo frente a ese conjunto en términos de “recibir”, por el que dicho conjunto tiene “obligaciones” para conmigo pero yo no para con éste; si exijo beneficios pero no asumo compromisos equivalentes, hay algo que no es coherente en esta relación.

4) ¿Qué es “poner bien la cabeza”?

Como afirma “El Paisaje Interno”, “No hay pasión, ni idea, ni acto humano que se desentienda del abismo. Por tanto, tratemos lo único que merece ser tratado: el abismo y aquello que lo sobrepasa.” [vii]

Recordemos las palabras de Silo: “Dos caminos se abrieron: el camino del sí y el camino del no. Entonces, todo pensamiento, todo sentimiento y toda acción, fueron turbados por la duda del sí y del no. El sí creó todo aquello que hizo superar el sufrimiento. El no agregó dolor al sufrimiento. Ninguna persona, o relación, u organización quedó libre de su interno sí y de su interno no.” [viii]

Así, en palabras muy simples, podríamos decir que “poner bien la cabeza” es elegir y afirmar el “sí”.

El “poner bien la cabeza” es (como mínimo) adoptar una perspectiva, una posición mental o bien ubicarse en una franja mental. Se la considera sobre todo en el contexto de nuestras tareas conjuntas y, secundariamente, para encarar cualquier proyecto, situación, etc. de tipo personal. Damos por obvio que el sentido más amplio del “poner bien la cabeza” es, por lo menos, el de superar el dolor y el sufrimiento en uno mismo y en los demás, el ampliar el campo de libertad y felicidad, el humanizar la tierra, etc.

Antes que analizarlo en términos esenciales y abstractos, preferimos dar varios ejemplos de este “poner bien la cabeza”, ya que su expresión varía según el caso al que se aplique.

El “poner bien la cabeza” es enfocar las cosas de acuerdo con nuestros mejores estándares o valores: doctrinarios, ideológicos, éticos, espirituales, etc. dados por la enseñanza de Silo. Es poner la mira alta en todos los aspectos que hacen a lo nuestro en general y a cada acción que emprendamos. Pero no se trata sólo de acción: previa a la acción tenemos siempre una visión de la situación y lo por hacer, y una pre-disposición (disposición previa) al respecto. El “poner bien la cabeza” es como mínimo esa “visión” junto a esa “pre-disposición”.

Es comprender la situación lo más correctamente posible, ya que de esa imagen de situación surgen las respuestas compensatorias.

Es predisponerse a dar lo mejor de uno mismo en relación a una cierta situación, acción, etc.

Es lograr la mejor actitud posible para comprender y hacer.

Es apuntar a la coherencia interna y externa para lo que sea necesario. [ix]

Es siempre aspirar a una mayor libertad y felicidad para uno mismo y para los que nos rodean.

Es considerar las cosas en términos del “dar”, del “nosotros”, de abrir el futuro, etc.

Es intentar siempre de adecuar lo personal a lo transpersonal o suprapersonal, en vez de intentar reducir o achatar lo transpersonal o suprapersonal para que lo personal no sufra contratiempos.

Es intentar soltar la posesividad, el reflejo contractivo de poseer (y por ende controlar) la subjetividad de las personas, las situaciones, los procesos, etc.

Es intentar ejercer la intencionalidad, evitando reflejos compulsivos.

Es intentar encarar las situaciones en base a los “Principios de la Acción Válida”.

Es intentar ir para “arriba” en los “Estados Internos”.[x]

Es intentar lograr el tono interno propio del capítulo “II. Disposición para comprender”. [xi]

Es intentar generar la mejor copresencia atencional posible para orientar la propia conducta (mental, emocional y física) para la consecución de lo que nos interesa lograr.

Es reflexionar sobre el tema en cuestión, ordenando claramente las prioridades, distinguiendo lo primario de lo secundario, y resolviéndose a ajustar la propia conducta al resultado de dicha reflexión.

“Poner bien la cabeza” es aprehender la situación de la mejor manera posible y predisponerse para con ella en términos similares a los que uno adopta para realizar una “acción válida”, o sea, adoptar como referencia los “Principios de la Acción Válida”.

“Poner bien la cabeza” es elegir siempre por la no violencia activa en nuestros pensamientos, sentimientos y acciones.

“Poner bien la cabeza” es reconocer los signos de lo Sagrado en nuestra gran Obra y participar en ella consecuentemente con dicho reconocimiento.

Como sucede con toda acción válida que se intenta, la visión de la situación en cuestión depende de factores tales como la información que disponemos de la misma, las referencias que usamos, nuestra experiencia, el conocimiento de nuestros planteos doctrinarios e ideológicos, las influencias ambientales, etc.

Dadas ciertas condiciones, lo que decide si se pone bien la cabeza o no, está condicionado por los antepredicativos que operan en nuestra copresencia. Si el antepredicativo es, por ejemplo, “recibir”, “controlar”, “triunfar”, “manipular”, “figurar”, etc., no se pondrá bien la cabeza para lo conjunto. Y esto depende a su vez de la dirección mental.

“Poner bien la cabeza” es apuntar a un proceso transferencial como resultado de la propia visión y la propia acción, y no sostener una simple visión o acción catártica. Es decir, atendemos a los indicadores de la “acción válida”, y no a la simple compensación compulsiva y catártica.

“Poner bien la cabeza” es mirar más allá del horizonte temporal inmediato (el hoy, el momento), de la anécdota del presente, teniendo en cuenta el futuro al que se aspira: el destino mayor.

“Poner bien la cabeza” es mirar más allá del horizonte perceptual inmediato (mi medio inmediato), para considerar e incluir el contexto mayor copresente.

“Poner bien la cabeza” es disponerse a encarar la situación en cuestión con la mejor sabiduría, bondad y fuerza interna de las que somos capaces.

Es reflexionar desde un “centro de gravedad”, ni alterado ni ensimismado, en paz con uno mismo y con los demás.

“Poner bien la cabeza” es lograr la mejor vigilia atenta (al menos), para que funcionen la mejor reversibilidad y los mecanismos de crítica y autocrítica.[xii]

Se trata de apuntar a lo más elevado, grande, noble, bondadoso, fuerte, digno, etc.

Es proponerse una conducta intencional y no dialéctica.[xiii]

Es intentar emplazarse como siloístas y como humanistas, más allá del paisaje de formación personal o de los valores epocales y locales. O sea, pensar desde lo elegido y no desde lo simplemente heredado.

El “poner bien la cabeza” no es simplemente hacerse una “idea” de la situación en cuestión, sino un acto correspondiente a una configuración mental, emotiva e física (cenestesia y kinestesia acordes). En este contexto, es de notar que el acto de “poner bien la cabeza” tiene registros e indicadores precisos y reconocibles que se pueden identificar, no sólo para mejorarlo sino como medio para verificar la propia situación al respecto. Vale la pena trabajar en ello.

5) El “poner bien la cabeza” y las “Experiencias Guiadas

Las “Experiencias Guiadas” nos dan numerosos ejemplos del “poner bien la cabeza” en casos específicos, apuntando a comprensiones profundas, a resoluciones integradoras, reconciliadoras, transferenciales, etc.

Por ejemplo, de “El Niño”: “Entonces digo: «Bueno, voy a arreglar esa injusticia que al parecer me hacen. Para eso, comenzaré a ser amigable con las personas que me crean esa situación». (*)”

De “El Enemigo”: “Comienzo a revisar en mi interior, los problemas del otro. Veo sus dificultades, los fracasos de su vida, sus enormes frustraciones, su debilidad. (*)

Siento la soledad de ese ser humano que se cobija a mi lado húmedo y tembloroso. Lo veo sucio, en un abandono patético. (*)

Entonces, en un rapto de solidaridad, le digo que voy a ayudarlo.”

De “El Gran Error”: “Allí estoy impulsado a cometer el error. ¿Y por qué estoy obligado a hacerlo? (*)

¿No hay otros factores que influyen y no los quiero ver? El error fundamental, ¿a qué cosas se debe? ¿Qué tendría que hacer, en cambio? ¿Si no cometo ese error, cambiará el esquema de mi vida y esta será mejor o peor? (*)

Trato de comprender que las circunstancias que obran no pueden ser modificadas y acepto todo como si fuera un accidente de la naturaleza: como un terremoto, o un río que desbordando su lecho, arruina el trabajo y la vivienda de los pobladores. (*)

Me esfuerzo por aceptar que en los accidentes no hay culpables. Ni mi debilidad; ni mis excesos; ni las intenciones de otros, pueden ser modificadas en este caso. (*)

Sé que si ahora no me reconcilio, mi vida a futuro seguirá arrastrando la frustración. Entonces, con todo mi ser, perdono y me perdono. Admito aquello que ocurrió como algo incontrolable por mí y por otros. (*)”

6) El “poner bien la cabeza” y “Los Estados Internos

Los Estados Internos”, capítulo de “La Mirada Interna” nos dan otro tipo de ejemplos sobre el poner bien o mal la cabeza. Veamos algunos de ellos:

Bien: “Si tu dirección es de ascenso la «muerte» significa un rompimiento con tu etapa anterior. Por la vía de la muerte se asciende hacia otro estado.”[xiv]

Bien: “Supongo que, ascendiendo desde el reino de la muerte y por tu consciente arrepentimiento, has arribado ya a la morada de la tendencia.” [xv]

Bien: “En ese espacio puedes espantarte por el paisaje desierto e inmenso y por el aterrador silencio de esa noche transfigurada por enormes estrellas inmóviles. Allí, exactamente sobre tu cabeza, verás clavada en el firmamento la insinuante forma de la Luna Negra... una extraña luna eclipsada que se opone exactamente al Sol. Allí debes esperar la alborada, paciente y con fe, pues nada malo puede ocurrir si te mantienes calmo.” [xvi]

7) ¿Qué es “poner mal la cabeza”?

En términos obvios, es lo contrario de todo lo dicho anteriormente. Por ejemplo, el poner la cabeza teñida por el resentimiento o la revancha. Por ejemplo, cuando la cabeza está puesta en perseguir el “éxito” externo a costa de la libertad y felicidad propias o ajenas. A propósito, se dijo: “Aún cuando sabio y poderoso, si no crece en ti y en quienes te rodean la felicidad y la libertad, rechazaré tu ejemplo.[xvii]

8) El “poner mal la cabeza” y “Los Estados Internos

Mal: “Ahora bien, te dije que había otro sendero para escapar de la vitalidad abismal, ese era el de la mutación. Si eliges esa vía es porque quieres emerger de tu penoso estado pero sin estar dispuesto a abandonar algunos de sus aparentes beneficios. Es pues un falso camino conocido como de la «mano torcida». Muchos monstruos han salido de las profundidades de ese tortuoso pasadizo. Ellos han querido tomar los cielos por asalto sin abandonar los infiernos y, por tanto, han proyectado en el mundo medio infinita contradicción.” [xviii]

Mal: “Pero tú que has ascendido con resolución te encuentras ahora en la posada conocida como «generación». Allí tienes tres puertas: una se llama «Caída», otra «Intento» y la tercera «Degradación». La Caída te lleva directamente a las profundidades y solo un accidente externo podría empujarte hacia ella. Es difícil que elijas esa puerta. Mientras que aquella de la Degradación te lleva indirectamente a los abismos, desandando caminos, en una suerte de espiral turbulento en el que reconsideras de continuo todo lo perdido y todo lo sacrificado. Este examen de conciencia que lleva a la Degradación es, por cierto, un falso examen en el que subestimas y desproporcionas algunas cosas que comparas. Tú cotejas el esfuerzo del ascenso con aquellos «beneficios» que has abandonado. Pero, si miras las cosas más de cerca, verás que no has abandonado nada por este motivo sino por otros. La Degradación comienza pues falseando los motivos que, al parecer, fueron ajenos al ascenso. Yo pregunto ahora: ¿Qué traiciona a la mente? ¿Acaso los falsos motivos de un entusiasmo inicial? ¿Acaso la dificultad de la empresa? ¿Acaso el falso recuerdo de sacrificios que no existieron, o que fueron impulsados por otros motivos? Yo te digo y te pregunto ahora: tu casa se incendió hace tiempo. Por ello decidiste el ascenso, ¿o ahora piensas que por ascender aquella se incendió? ¿Acaso has mirado un poco lo que sucedió a otras casas de los alrededores?... No cabe duda que debes elegir la puerta media.” [xix]

Mal: “Podría suceder en tal situación que quisieras arreglar una salida inmediata de allí. Si tal ocurre, podrías a tientas encaminarte a cualquier lugar con tal de no esperar el día prudentemente. Debes recordar que todo movimiento allí (en la oscuridad), es falso y genéricamente es llamado «improvisación». Si, olvidándote de lo que ahora menciono, comenzaras a improvisar movimientos ten la certeza que serías arrastrado por un torbellino entre senderos y moradas hasta el fondo más oscuro de la disolución.” [xx]

El “poner mal la cabeza” tiene, circunstancialmente o en proceso, los registros propios de la violencia interna, de no coincidencia entre lo que se piensa, siente y hace, de traición a uno mismo, de incoherencia externa, de contradicción, de cierre del futuro, de pérdida de fuerza, etc. El registro y grado dependerán de que esto sea sólo un error de paso ocasional o bien sea un error recurrente de danza.

9) ¿Qué atenta contra el “poner bien la cabeza?

Las dificultades pueden ser muchas y variadas. Algunas de ellas son: El arrastre del paisaje de formación biográfico y en lo nuestro. El “virus de altura”. Las deficiencias de trabajo interno profundo. Las compulsiones. Los climas fijos y las tensiones fijas. La censura y la autocensura. La mirada externa. El accidente. La acción irreflexiva. El pragmatismo inmediatista. La ubicación de nuestras propuestas en el campo de “lo ideal” y los procedimientos del sistema en el campo de “lo real”, “lo práctico”, “de los pies en la tierra”, etc. La disociación esquizofrénica entre nuestros planteos (doctrina, ideología, trabajo interno, etc.) y la vida cotidiana. La dificultad de relacionar nuestros planteos generales con los casos específicos que se viven.

10) El “poner bien la cabeza” y la dirección mental

El “poner bien la cabeza” es crear, cargar y emplear imágenes. Esas imágenes a futuro no son simples, sino complejas. No son simples figuras visuales bidimensionales, sino que están cargadas de asociaciones y connotaciones de todo tipo. Les corresponden climas, tensiones, compensaciones, argumentos transferenciales o catárticos, etc. Dos personas pueden coincidir en que aspiran a un mismo objeto (por ej. un auto), pero una lo imagina o desea como herramienta de trabajo para su independencia económica, mientras que la otra lo imagina o desea como medio de diversión, aventura, etc. Dadas dos personas, puede ser que ambas aspiren a cumplir una cierta función para el conjunto, pero que una lo haga en función de “dar” mientras que otra lo haga en función de “recibir”.

Las imágenes de futuro (expresadas como proyectos, aspiraciones, ideales, argumentos vitales, etc.) son imágenes trazadoras que configuran lo que se conoce como “dirección mental”. La imagen a futuro (“objeto a lograr”) como trazadora genera una dirección mental, una tendencia y un “recorrido”. Esas imágenes orientadoras nos acercan a ciertas cosas y nos alejan de otras: ámbitos, situaciones, personas, comportamientos, pensamientos, temas, emociones, acciones, etc.). Entonces, un aspecto fundamental del “poner bien la cabeza” es elegir cuidadosamente las imágenes a futuro, el “para qué” de nuestras acciones, ya que son como los pedidos al guía interno que hacemos, son la “realidad” que construimos. Es así que conviene poner intencionalidad en este tema y elegir las mejores imágenes. Si ya existen en nosotros, conviene revisarlas; si deseamos formarlas (poniendo así bien la cabeza), conviene reflexionar sobre ello y elegirlas desde lo mejor de uno. Conviene apuntar bien alto (por ej., tomar como referencia que “dar” es más que “recibir”). A veces se presenta la incertidumbre entre plantearnos un ideal grande pero de logro incierto, o bien un ideal pequeño pero seguro.

Pero las imágenes a futuro no sólo trazan un “recorrido”, sino también configuran un campo de copresencia (un “horizonte lógico”) en relación al “objeto” al que se apunta. La imagen a futuro, como estructuración de conciencia, genera un cierto campo de copresencia, un horizonte lógico al que le corresponden ciertos “objetos” y no otros. Y esto da una cierta “mirada” con antepredicativos de distinto signo.

11) El “poner bien la cabeza” y la “acción reflexiva”

Veamos ahora el “poner bien la cabeza” en relación a otro tema con el que guarda estrecha relación: la “acción reflexiva”. La “acción reflexiva” implica “poner bien la cabeza”. Veamos las siguientes notas personales (ni oficiales ni revisadas) de lo que Silo comentó en un retiro[xxi]:

Hay mucha gente que ni se ha enterado que existe una acción reflexiva. El hecho de saber que existe sirve para saber a qué atribuir ciertos problemas.

...

La acción reflexiva es un modo de estar con la cabeza y no una práctica. Es una postura mental en la actividad.

...

No es tema secundario el de la reflexión sobre la acción. Es un tema para nosotros. La acción reflexiva es primaria.

Hay diferencia entre la acción reflexiva y la calculada (la que hace la gente).

Hay una correspondencia entre acción reflexiva y atención. La acción reflexiva sobre las cosas queridas y apreciadas.

...

Para nosotros son prioritarios el Trabajo Interno, la acción en el mundo, la acción reflexiva y las acciones queridas. La acción reflexiva debe ir en dirección a eso. Esta es la óptica común, lo otro está fuera del proyecto.

...

Cuando uno hace algo, lo hace porque algo ha sucedido o por lo suceder. Uno se puede preguntar una u otra cosa con respecto a la propia acción. La primera es por aquello que la produce, la segunda está lanzada a futuro.

Ciertas acciones no son preguntadas (por ejemplo, abrocharse los botones), pero no todas las acciones tienen el mismo interés. Pero hay otras acciones que tienen algún interés, que uno valora, cosas que tienen que ver con lo que uno aprecia. Uno debiera preguntarse “para qué” lo hace. Debiera tomar muestras de lo que hace. Durante la acción uno podría volver a preguntarse.

Una acción es reflexiva en tanto y en cuanto se sabe “para qué” se hace. Cuando sólo se puede responder al “por qué” se hace es porque se trata de una acción refleja. “Por qué” y “para qué”.

Respecto de las acciones que son buenas, debo responderme para qué las hago.

La acción reflexiva descansa sobre un mecanismo psicológico de atención. Nadie puede preguntarse por las acciones si no pone atención sobre la acción. [xxii]

Esto sólo tiene interés en las acciones que uno aprecia, no en las acciones primarias.

¿Cómo poder definir las acciones que aprecio? Es difícil catalogarlas. Deben ser cuestionadas para que no fallen, para que tengan más inteligencia, para que no se desvíe el tiro. Puedo apreciar acciones que terminan en cinco minutos, o puedo tener acciones a largo plazo. En estos casos la pregunta es por la dirección. Hay acciones que se trancan por actos irreflexivos. Hay mucho accidente en las acciones irreflexivas. No nos conviene.

Estas acciones están lanzadas en una dirección querida y tengo muestras para responder por ellas. Además de conciencia, hay muestra, puedo responder por el para qué de ella.

Requieren de una conciencia atenta, de una atención precisa y alerta. La atención dirigida es más homogénea con la acción reflexiva que una atención errática. Pone una mejor condición. Porque es un mecanismo más fuerte, potente, dirigido. Serán acciones más dirigidas, mejor direccionadas, con más sentido.

Cuando hablamos de atención dirigida hablamos de una cierta postura, de un estado. Cuando lo hacemos de la acción reflexiva, hablamos lo que se hace, de la acción.

Vale la pena para las acciones queridas, no las otras. Bloquea bastante el accidente, los raptos temperamentales, metabólicos, de tipología.

No te puedes dar el lujo de irreflexiones en las cosas queridas.

Si hay algo que a uno le interesa, uno debiera estar en condiciones de saber para qué lo hace.

Estamos hablando de la regulación de la acción, y no de los actos contradictorios o unitivos.

En el temario había una dicotomía entre atención y acción reflexiva, pero tienen su enganche, van juntas. La calidad mejor de atención es habilitante de las acciones reflexivas. Mala calidad de atención impide el desarrollo de la acción reflexiva.

Uno debiera poder sacar conclusiones de una acción reflexiva.

De acuerdo a la clasificación de acciones de cada uno, puede que haya acciones preciadas. Si las acciones interesantes de cada uno están sólo movidas por el “por qué” -y no por el “para qué”- no es interesante. Mejor el “para qué” (el futuro).

No puede ser que alguien desarrolle una acción querida y sostenida sin responderse por el “para qué”. Pueden ser acciones chiquitas, pero acomodadas por uno. El “por qué” se puede traslocar, poner el “por qué” a futuro. El “para qué” hace al futuro, a lo intencional.

12) El “poner bien la cabeza” como necesidad circunstancial

También en estos casos conviene hacerlo desde lo mejor de uno mismo. La condición interna desde la que se formulan intenciones y los apoyos para lograrlo: la distensión física, emotiva y mental, el pedido al guía interno, las experiencias de paz y de fuerza, la “bocanada”, la respiración baja, un aforismo personal, etc. Todos tenemos nuestro particular modo de predisponernos desde lo mejor de nosotros mismos cuando las circunstancias lo requieren. Esto también se puede trabajar, logrando nuestra propia manera sintética y veloz de “poner bien la cabeza” estando en situación de hacerlo.

13) ¿Cuándo hay que poner bien la cabeza?

En general, siempre y en todo momento; pero particularmente al inicio de cosas importantes, lo que constituye su condición de origen o de partida. Esos momentos que preceden a procesos largos y de consecuencias deben ser gestados y acompañados desde lo mejor de uno mismo. Allí es conveniente reflexionar y apercibirse de lo que opera en nuestra cabeza, en nuestro “paisaje interno”. A esto apuntan los dos primeros capítulos de”La Mirada Interna”.

Es conveniente apercibirse del estado interno en que uno se encuentra, los climas y las tensiones que acompañan a esos momentos.

En conveniente poner bien la cabeza en los “recodos” o en las “encrucijadas” de nuestro camino, allí dondequiera uno advierta que se bifurcan los senderos que llevan hacia la unidad o hacia la contradicción, hacia el modelo de aquello que nace o hacia aquel que camina hacia la muerte, hacia la luz o hacia la sombra, hacia el abismo o hacia lo que vuela por encima de él.

Esta elección, fundamento de toda ética, se presenta de continuo; pero nos interesan en particular las situaciones y procesos de largas consecuencia de importancia.

Para concluir, aunque debamos hacer mención de ello, nos parece excesivo tratar aquí el “poner bien la cabeza” con referencia a los trabajos de Escuela, que apuntan a transformaciones profundas a través del Propósito, la Ascesis, la Conciencia Inspirada, etc.

Fernando A. García. Buenos Aires, 18 de diciembre de 2010.

http://fernandoagarcia.blogspot.com

fernando120750@gmail.com



[i] Charla abierta de Fernando A. García en el Parque de Estudio y Reflexión La Reja (Argentina), el sábado 25 de septiembre de 2010. http:/fernandoagarcia.blogspot.com

[ii] Farellones II - Retiro consejo Fénix, enero 1991.

[iii] Apuntes “Reunión Silo Con Comisión Parque La Reja - 07/08/06 - Parque La Reja.”

[iv] Transcripción de Charla de Mario en reunión del Consejo, Bogotá, 5 de Julio de 1995.

[v] Puntos “5.- Los intereses inmediatos y la conciencia moral.” y “6.- El sacrificio de los objetivos a cambio de coyunturas exitosas. Algunos defectos habituales.” de la “Quinta Carta a Mis Amigos” en Silo, Obras Completas, Vol. 1, “Cartas a Mis Amigos sobre la crisis social y personal en el momento actual“.

[vi] En “El Camino”, de Silo “El Mensaje de Silo”.

[vii] Párrafo 4 de “I. La Pregunta” en Silo, Obras Completas, Vol. 1, “Humanizar la Tierra”, “El Paisaje Interno”.

[viii] Acto público (Pabellón de los Deportes. Madrid, España, 27/09/81), en Silo, Obras Completas, Vol. 1, HABLA SILO Recopilación de opiniones, comentarios y conferencias. 1969 – 1995. I. Opiniones, comentarios y participación en actos públicos.

[ix] Ver “Tercera Carta a Mis Amigos” en Silo, Obras Completas, Vol. 1, “Cartas a Mis Amigos sobre la crisis social y personal en el momento actual“. Ver también “1.- Algunas posturas frente al proceso de cambio actual.” en la “Segunda Carta a Mis Amigos” en el mismo libro.

[x] Ver “XIX. Los Estados Internos” en Silo, Obras Completas, Vol. 1, “Humanizar la Tierra”, “La Mirada Interna”.

[xi] Silo, Obras Completas, Vol. 1, “Humanizar la Tierra”, “La Mirada Interna”.

[xii] Ver también “Importancia de la atención”, Fernando A. García, Buenos Aires 16/10/2010. http://fernandoagarciamentesinquietas.blogspot.com/2010/10/la-importancia-de-la-atencion.html

[xiii]Sobre la Convergencia y la Diversidad - La Actitud Intencional y la Actitud Dialéctica” de Fernando A. García. Buenos Aires, 26/05/08. http://fernandoagarcianoticias.blogspot.com/2009/08/sobre-la-convergencia-y-la-diversidad.html

[xiv] Párrafo 2 de “XIX. Los Estados Internos” en Silo, Obras Completas, Vol. 1, “Humanizar la Tierra”, “La Mirada Interna”.

[xv] Párrafo 5 de “XIX. Los Estados Internos” en Silo, Obras Completas, Vol. 1, “Humanizar la Tierra”, “La Mirada Interna”.

[xvi] Párrafo 9 de “XIX. Los Estados Internos” en Silo, Obras Completas, Vol. 1, “Humanizar la Tierra”, “La Mirada Interna”.

[xvii] Párrafo 2 de “I. La Pregunta” en Silo, Obras Completas, Vol. 1, “Humanizar la Tierra”, “El Paisaje Interno”.

[xviii] Párrafo 4 de “XIX. Los Estados Internos” en Silo, Obras Completas, Vol. 1, “Humanizar la Tierra”, “La Mirada Interna”.

[xix] Párrafo 7 de “XIX. Los Estados Internos” en Silo, Obras Completas, Vol. 1, “Humanizar la Tierra”, “La Mirada Interna”.

[xx] Párrafo 10 de “XIX. Los Estados Internos” en Silo, Obras Completas, Vol. 1, “Humanizar la Tierra”, “La Mirada Interna”.

[xxi] Apuntes del retiro con Silo en Mar del Plata, 17 al 22 de julio de 1989.

[xxii] Ver Anexo 1. Aporte sobre la Atención. Apunte de una charla con Mario. Mendoza, setiembre 1989 en el “Manual de Formación personal para los miembros del Movimiento Humanista”.